– ¿Y esto? –dijo tomando mi guitarra. Supongo que no la había visto y yo la había dejado en el lugar menos indicado. ¿Y si me pedía tocar? Sería una catástrofe.
–Es que un rato después de que te fuiste, quise tocar para ver si recordaba algo, pero no salió del todo bien –siendo sincera era la única manera de escapar.
– ¿Puedo? –lo escucharía tocar. Nunca estaría más feliz. Mi felicidad básicamente se basaba en su felicidad. Si él estaba feliz, yo lo estaría, no importaba la situación. Sí tocando o cantando, lo que sea, el se encontraba bien, entonces yo también.
–Por supuesto –dije mientras sonreía.
–Esto lo hice hace poco junto con Izzy. Ya sabes en quien estaba pensando cuando lo hice, ¿No es verdad?
–No lo sé. ¿En quién? –había altas posibilidades de que yo fuera ese quien. Pero si lo decía, se perdería la magia.
–En ti –aquella taquicardia de hacía días había vuelto. Un sentimiento extraño corría por mi sangre. No sabía que era. Nunca lo había sentido antes. Me sentía rara, así que atine únicamente a sonreírle con timidez y corresponderle el lugar para que toque.
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