Nuestra relación es rara. El tiene diez años más que yo y empezamos a salir cuando yo tenía once. Por lo tanto el veintiuno. Mis padres no querían que estuviera con él, pero ellos no tenían derecho a decirme que hacer. No habían estado en las decisiones más importantes de mi vida hasta ese momento, y no iban a aparecer mágicamente ahora e impedir lo que yo quería. Así que hice caso omiso a sus palabras y me salí con la mía.
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